El Proceso de Commissioning
La lucha contra el cambio climático tiene una enorme relevancia en el sector de la edificación ya que los edificios consumen más del 30% de la energía mundial producida y emiten cerca del 40% de las emisiones de carbono. Su impacto medioambiental y, en consecuencia, su rendimiento son aspectos críticos a abordar de manera inmediata.
Un edificio de alto rendimiento es aquel que:
- Está diseñado, construido y es capaz de funcionar y mantenerse de manera fiable, segura, eficiente y sostenible.
- Proporciona la calidad ambiental interior para asegurar el bienestar, salud, seguridad y productividad de sus ocupantes.
- Integra materiales de bajo contenido en carbono y reciclables con sistemas y tecnologías que favorecen el menor consumo de energía y agua y la menor producción de desechos a lo largo del ciclo de vida del edificio.
- Minimiza su huella de carbono tanto operativo como incorporado a los materiales de construcción.
Sin embargo, buenos diseños no siempre se materializan en edificios de alto rendimiento. Las razones, básicamente, son tres:
- Los proyectos no se suelen enfocar al mantenimiento y operatividad del edificio ocupado.
- Los sistemas de control propuestos son, muy a menudo, demasiado complejos y exceden la capacidad del personal de mantenimiento que los va a gestionar.
- No se someten a Procesos de Commissioning.
El Proceso de Commissioning apoya de manera eficiente y efectiva al objetivo de maximizar el rendimiento y minimizar el impacto medioambiental. Verifica y documenta que el edificio y sus instalaciones están proyectadas, ejecutadas, probadas y funcionan cumpliendo y satisfaciendo las necesidades funcionales demandadas por la propiedad o el usuario final y, comprobando que el personal de mantenimiento ha adquirido las competencias para su gestión.
Para ello, resulta fundamental la definición de estas necesidades operativas, conocidas también bajo el término de OPR’s (siglas anglosajonas de Requerimientos de Proyecto de la Propiedad, cuando se trata de un proyecto de edificio nuevo o rehabilitado) o de CFR’s (cuando se refieren a un edificio existente). Estas necesidades funcionales deben ser claras y precisas en su definición y verificables y medibles en su implantación. Esto facilitará las actuaciones de commissioning cuyo objetivo es comprobar y documentar la entrega efectiva de las necesidades mencionadas.
Todavía, hoy en día, se confunde los términos commissioning y puesta en marcha. La puesta en marcha o puesta en servicio aglutina las pruebas y verificaciones que los instaladores y fabricantes realizan sobre los equipos e instalaciones una vez terminado su montaje para ajustar los valores de diseño. Sin embargo, el proceso de commissioning se inicia en la fase de diseño y se enfoca a conseguir, de manera coordinada y colaborativa las condiciones de funcionamiento en que se materializan las necesidades operativas exigidas, prolongándose sus actuaciones durante las primeras fases de ocupación del edificio nuevo o renovado o de funcionamiento si se trata de un edificio existente.
Las actuaciones principales en la implantación de un proceso de commissioning durante las fases de un proyecto de nueva construcción o renovación, son las siguientes:
- Fase de prediseño: interpretación de las necesidades funcionales y definición de la estrategia de verificación de su materialización en la recepción del edificio.
- Fase de diseño: comprobación de la capacidad de puesta en marcha y mantenibilidad de las soluciones de diseño adoptadas y de su compatibilidad con las necesidades funcionales objetivo. Accesibilidad y reparabilidad de equipos, modificación, escalabilidad resiliencia de sistemas y estado del arte de la tecnología adoptada son criterios que deben abordarse en la revisión de diseño desde el punto de vista del Commissioning.
- Fase de construcción: verificación del mantenimiento de la capacidad de puesta en marcha y mantenibilidad de las soluciones de diseño ejecutadas y de su compatibilidad con las necesidades funcionales objetivo. Deben incluirse también la validación de las pruebas estáticas y la validación de la formación del personal de mantenimiento.
- Fase de puesta en marcha: validación y documentación de los resultados de las operaciones y pruebas (pre)funcionales de puesta en marcha realizadas por los instaladores y fabricantes. La comprobación de la integración de las instalaciones en la arquitectura del sistema de control centralizado debe contemplarse entre las actuaciones del Proceso de Commissioning.
- Fase de ocupación inicial: validación de la resolución de las anomalías pendientes de funcionamiento antes del vencimiento de garantías.
La implantación de un proceso de commissioning en un edificio existente es una excelente oportunidad cuando experimenta un gran consumo de energía y un gran número de quejas de confort y de reparaciones o sustituciones de componentes y equipos. En este caso, las actuaciones principales son:
- Estudio de las necesidades actuales operativas del edificio y su grado de incumplimiento.
- Auditoría energética y funcional de edificio para identificar oportunidades o recomendaciones de mejora.
- Validación y documentación de los resultados de las pruebas funcionales de implantación de mejoras.
- Validación de la formación del personal de mantenimiento.
Tanto en proyectos de nueva edificación o rehabilitación como en implantaciones de procesos de commissioning en edificios existentes, un programa de commissioning en continuo debe elaborarse para mantener los beneficios aportados por el proceso de commissioning, a lo largo de la vida útil del edificio.
Los sistemas e instalaciones que deben someterse a un proceso de commissioning son todas aquellas que presenten una dinámica de funcionamiento susceptible de verificarse respecto al cumplimiento de las necesidades operativas del edificio. La envolvente del edificio es un sistema dinámico (“respira”) cuya estanquidad debe estar siempre considerada dentro del alcance de un riguroso proceso de commissioning.
Las tres claves de éxito en la implantación de un Proceso de Commissioning son:
- Convencimiento y apoyo total por parte de la propiedad o usuario final.
- Dotación de alcance y presupuesto suficientes para el Proceso Cx.
- Contratación de una empresa acreditada e independiente desde la fase inicial del proyecto, con personal certificado y muy experimentado.
Los beneficios principales asociados a la aplicación de un proceso de commissioning a un edificio son:
- Prestaciones, comportamiento, rendimiento e impacto medioambiental del edificio según las necesidades y responsabilidad social de la propiedad o usuario final.
- Reducción del número de quejas de confort por los ocupantes, mejores condiciones de salud y bienestar, mayor productividad y menor absentismo.
- Reducción de los costes de explotación.
- Extensión de la vida útil de los equipos.
- Mejor formación del personal O&M.
- Optimización en el diagnóstico y resolución de anomalías.
- Apoyo a la obtención de certificaciones de sostenibilidad y bienestar del edificio.
- Documentación más completa del edificio.
Por lo tanto, el proceso de commissioning es una propuesta de excelente valor añadido que debe implantarse en los proyectos de edificación, en función del orden técnico que aporta al proyecto y de los beneficios asociados.
Las propiedades y usuarios finales no deben abordar el proceso de commissioning como un coste para optar a las certificaciones de sostenibilidad y bienestar sino como una excelente inversión amortizada en un tiempo mínimo con el objetivo de disponer de un edificio de alto rendimiento que satisface las necesidades de sus ocupantes con un mínimo o nulo impacto medioambiental.